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Foto del escritorJose Manuel de la Fuente

Fisioterapia en tiempos de COVID-19

Actualizado: 17 abr 2020

Ha pasado ya un mes desde que comenzó el estado de alarma, seguimos confinados en casa y sin certezas de que sucederá ni a corto ni a largo plazo. Decidimos cerrar la consulta y suspender las citas de manera presencial por responsabilidad social debido a la emergencia sanitaria causada por el coronavirus SARS-CoV-2 y evitar ser un potencial foco de contagio. Espero que cada uno de vosotros y vuestros seres queridos estéis bien.



Durante este periodo, hemos seguido atendiendo de manera telefónica, videollamada y vía whatsapp y hemos realizado el seguimiento de nuestros pacientes enseñándoles pautas de autotratamiento, supervisando los ejercicios y resolviendo las dudas que han podido surgir acerca de su patología, diagnóstico, evolución o pronóstico.




Al realizar este seguimiento, ha quedado más patente algo que ya conocemos hace tiempo pero que no suele gozar de la aceptación o el reconocimiento merecido. En nuestro país, la fisioterapia a día de hoy está íntimamente relacionada con una de nuestras técnicas: el masaje. No le falta razón a la población general al reconocernos de esta manera ya que es una de las técnicas más empleadas dentro de nuestro ámbito pero no por ello (en numerosas ocasiones) lo más relevante dentro del tratamiento.




El masaje lo podemos englobar dentro de las técnicas conocidas como “terapia manual”, donde también están otras técnicas como las movilizaciones o las manipulaciones que aplicamos los fisioterapeutas. Todas ellas, aplicadas con criterio y la dosis adecuada, son potentes moduladores de la experiencia dolorosa ya que activan sistemas analgésicos propios de nuestro cuerpo, produciendo así una disminución del dolor. Es por ello que vosotros, pacientes, al acudir a consulta sean de vuestro agrado y demandéis este tipo de abordajes, ya que el objetivo principal de la mayoría de vosotros es la reducción del dolor para poder realizar vuestras actividades.



Estas técnicas nos ayudan mucho a corto plazo pero sabemos que sus efectos no son indefinidos. Por ello, en consulta, siempre sugerimos al paciente darle pautas de auto-manejo del dolor ya que sabemos que en muchas ocasiones estas acabarán de resolver el problema por el que acudieron y evitarán que existan recaídas en un futuro. Habitualmente, pasada la fase aguda del problema, el tratamiento principal debe ser un proceso más activo y que implica la colaboración del paciente a través de ejercicios específicos. Por tanto, dedicamos tiempo en consulta para poder explicar con detalle el porqué ese ejercicio en concreto le ayudará, cómo realizarlo de manera correcta y con la frecuencia adaptada a cada uno, de manera individual.


Con esta reflexión, no pretendo desmerecer la aplicación de técnicas manuales, que como he indicado anteriormente son de gran utilidad, sino poner en valor aquellas otras cosas que hacemos en consulta y que muchas veces ni los propios fisioterapeutas valoramos lo suficiente: Comunicación con el paciente, poder tranquilizarlo, apoyarlo, promover un afrontamiento activo, aumentar su resiliencia, ofrecerle un asesoramiento individualizado, pautarle ejercicio terapéutico.




Gracias a lo anterior y al trabajo de aquellos de vosotros que lo habéis necesitado estos días podemos seguir dando un servicio de calidad y muchos estáis evolucionando favorablemente.


Aunque he de reconocer que el trato humano, la cercanía y el contacto que tenemos en las consultas presenciales es esencial y muchas veces marca la diferencia. Se echa de menos.

Al fin y al cabo, no tratamos patologías sino personas y cuando uno se encuentra mal quiere que le traten bien. Esperemos que podamos retomarlo pronto en la clínica. Cuidaos.

Fisioterapia de la Fuente

Albacete

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